Este hace referencia al conjunto de síntomas instaurados con una duración atípica-mayor de la comúnmente esperada y de aparición fluctuante- a lo largo del tiempo.
Diferentes autores coinciden en que la edad es el factor de riesgo más determinante para padecer “Long COVID”.
Dicho factor se asocia a una mayor vulnerabilidad del individuo, lo que se traduce en un incremento en la predisposición para el desarrollo de patologías crónicas y agudas